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lunes, 6 de septiembre de 2010

EL CLIMA Y LA ALIMENTACIÓN

Las características de nuestro país de residencia y su clima tienen un papel muy importante a la hora de elegir los alimentos que vamos a consumir, por ejemplo, si estamos viviendo un clima muy cálido con altas temperaturas nuestro cuerpo podrá padecer mas fácilmente una deshidratación si no tenemos la precaución de beber suficientes líquidos, y nos sentarán mucho mejor si están fríos, mientras que en una situación de clima frío también tenemos la necesidad de beber para hidratarnos pero posiblemente nos sentará mucho mejor tomar una bebida caliente para dar calor a nuestro cuerpo.
Lo mismo pasa con los alimentos, al llegar el otoño los alimentos de temporada son más calóricos, más concentrados en nutrientes y nuestros deseos de consumir frutas y verduras frescas se reducen, la actividad física a veces resulta afectada por el mal clima y el poco entusiasmo para movernos, es posible que hagamos menos ejercicio al aire libre, donde quemamos más calorías, y pasamos a hacerlo en ambientes cerrados acondicionados en cuanto a temperatura, no obstante, siempre es conveniente no modificar notablemente nuestros hábitos de actividad física y no alejar los vegetales y frutas de nuestra dieta, sino más bien, buscar opciones para incorporarlas en pleno otoño, en platos tibios o calientes.

Por otro lado, el clima más frío y las menos horas de luz solar influyen sobre nuestro estado de ánimo y éste efecto en las emociones se sustituye mediante la selección involuntaria de alimentos con más grasa y azúcar, debemos tener cuidado!

Para que nuestra alimentación sea adecuada, es importante que si estamos en un clima cálido, nuestros alimentos preferentemente deben ser bajos en sal, altos en agua y tomar más líquidos fríos; y cuando estamos en un clima frío ingeriremos productos calientes y líquidos calientes.

En verano, el gazpacho es refrescante y sabroso; en invierno, la sopa entona el cuerpo.

Rosa

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