Buscar este blog

lunes, 6 de septiembre de 2010

LOS ACEITES….

En la dieta mediterránea, los aceites de oliva y de otros frutos y semillas han jugado desde hace décadas el papel que en otras culturas culinarias han desempeñado la mantequilla y otras grasas menos saludables que los aceites.

Conocer sus características (sabor, color, aroma...) y nutritivas de los distintos tipos de aceite, destinar cada uno a su uso culinario más propicio y elegir acertadamente entre la inmensa oferta de aceites que brindan las estanterías de las tiendas es hoy una práctica común entre los consumidores, especialmente entre los más preocupados por mantener una dieta saludable pero no por ello menos satisfactoria para el paladar.

Todos ellos son aptos para el consumo pero hay sensibles diferencias en cuanto a su valor nutritivo, características, usos culinarios más adecuados e incluso en sus efectos en relación con la salud. A pesar de que son los alimentos más calóricos, los aceites son productos básicos que deben estar cada día en nuestra dieta; aunque siempre en las cantidades adecuadas. Lo más conveniente es utilizar en la cocina el aceite de oliva y los de semillas, ya que así conseguimos que la proporción de los diversos tipos de grasa (monoinsaturada, poliinsaturada y saturada) se ajuste a lo que requiere una alimentación equilibrada y cardiosaludable.

Aceite de girasol: es uno de los más ricos en ácido linoleico y después del de germen de trigo, lo es también en vitamina E (siempre que se consuma en crudo).

Aceite de soja: de sabor neutro, es rico en grasas poliinsaturadas, especialmente en ácido linolénico.

Aceite de nuez: se obtiene por presión en frío y no precisa refinado. Es el más rico en ácido linolénico. Se oxida y enrancia con mucha facilidad.

Aceite de sésamo: de sabor y aroma muy agradables, contiene igual proporción de ácido oleico (monoinsaturado) y linoleico (poliinsaturado). No precisa refinado, contiene un antioxidante natural que lo hace muy estable y resistente a la oxidación, por lo que soporta varios años sin enranciarse.

El aceite de oliva es el más adecuado para freír, ya que es el que mejor resiste temperaturas de hasta 160º-200º necesarias para freír. Es el más estable y el que se descompone más lentamente.
Otra ventaja: impregna menos al alimento frito, con lo que lo convierte en menos calórico.

No mezclar aceite nuevo con ya usado. Ni el de oliva con los de semillas, tienen diferentes puntos de humo, el de oliva aguanta más temperatura que los otros y si los mezclamos, uno quema al otro y se producen sustancias irritantes y potencialmente tóxicas.

Patricia

No hay comentarios:

Publicar un comentario